El marxismo como teoría económica, con un planteamiento ampliamente integral que busca explicar el mundo, a partir de la descripción y estudio racional de las relaciones sociales, dio pie a una comprensión materialista (de lo concreto) de la sociedad, en el ámbito de la producción, el trabajo, la política, la cultura, el ambiente y muy puntualmente, a la educación. Es por esto que, a la hora de hablar de teorías de la educación, debemos necesariamente prestarle atención al marxismo.
La premisa de Karl Marx, un filósofo y economista alemán del siglo XIX, es que el mundo llegó a un momento de evolución del sistema productivo, gracias a la industrialización, los Estados-nación y la caída o debilitamiento de las monarquías y el sistema feudal, que dividió al mundo en dos grandes clases -donde igualmente hay matices- definidas según su ubicación en el sistema productivo, por tanto está la burguesía, que son los dueños de los medios de producción: tierras, fábricas, capital de inversión, y el proletariado, que no cuenta con mayor posesión que su fuerza de trabajo para subsistir. La burguesía explota al proletariado -que no tiene nada- con tan de adquirir más y más ganancias, ejerciendo su dominación económica, a partir de los salarios, y la respuesta a necesidades básicas, también gracias a la proyección de su poder también político, por tanto la gran conclusión de Marx y su compañero de teoría, Frederich Engenls, es que la humanidad solo podrá liberarse cuando esas clases dejen de existir, es decir cuando no exista propiedad privada y no seamos sometidos de ninguna manera.
Aunque es una explicación compleja por todo lo que abarca, quiero rescatar que cuando hablamos de educación y los efectos de este sistema capitalista en ella, hay que denotar por ejemplo, las características de estas clases que se reflejan en la educación, especialmente las relaciones de poder y de dominación.
La burguesía, es poblacionalmente un grupo muy reducido, que mediante su posición jerárquica debido al caudal económico, domina e impone un modelo de sociedad, la cultura, el conocimiento, lo que es válido o no y define las libertades y derechos del proletariado; los proletarios por su parte, son una gran mayoría de la población, desposeída, que se ve sometida por diversos mecanismos que echan mano de sus necesidades como el trabajo con los menos derechos posibles, amplísimas jornadas y menos ganancias, deshumanizando cada vez más el planeta, de forma que a todo se le asigna un precio y el mundo se vuelve una competencia voraz y salvaje por la supremacía del más fuerte (en términos de poder económico).
Así también en la educación, que ha sido moldeada por los grupos de poder político, se afianza, refuerza y legitima el sistema económico, por lo que la educación también es cuantificada y se plantea en términos de ganancia, les hemos enseñando a las personas a estudiar para obtener un trabajo, que ojalá les convierta en burgueses (menos trabajo y más ganancias) independientemente de lo que les gusta o de lo que les haría sentirse realizadas como personas. Y de acuerdo a esto, se han moldeado los currículos, quien tiene poder define qué y cómo se estudia, por eso la educación religiosa sigue siendo oficial en nuestro país, y otros aspectos como el arte o las amplias investigaciones científicas, no tienen tanto apoyo y mucho menos, financiamiento.
Sin embargo, el marxismo no solo nos ayuda a explicar las relaciones de poder dentro del sistema educativo, sino que también ha hecho aportes fundamentales al quéhacer pedagógico en sí, específicamente me quiero referir a dos teorías desarrolladas específicamente durante el siglo XX. Por un lado en las primeras décadas del siglo, en el marco de la Primera Guerra Mundial, la Revolución Rusa (que cumple este año su centenario) y de antecedentes de profunda pobreza en el sistema feudal del zarismo, Lev Vigostky desarrolla en la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, la teoría de Zona de Desarrollo Próximo o ZDP, que se refiere a comprender de manera integral, el proceso educativo como una acción que debe necesariamente, de tomar en cuenta TODO lo que rodea al sujeto aprendiz, es decir, además de su capacidad cognoscitiva, sus condiciones físicas, emocionales, el contexto socioeconómico, familiar, político y cultural en el que se desenvuelve, de manera tal que la educación no puede ser una burbuja aislada, tanto para conformar los currículos y la metodología a emplear, y el diseño de la dinámica de enseñanza-aprendizaje; coherente con los postulados de Marx sobre la construcción de las personas que se ve directamente afectada por su ubicación en el proceso productivo, sus derechos, libertades, origen de clase y otras asociaciones sociales sobre su identidad.
El otro aporte más reciente, pero que va en la misma línea del marxismo y de todo lo desarrollado por diversos filósofos, politólogos y educadores, es la lectura que hace sobre la educación Paulo Freire, pedagogo brasileño más contemporáneo, que nos habla de la educación bancaria y cómo el sistema educativo manipula incluso la información y el conocimiento, desde la perspectiva jerárquica en la que únicamente el sistema y el docente tienen valía, convirtiendo a los estudiantes únicamente en recipientes donde se deposita la información, al igual que en una cuenta bancaria, sin mayor proceso de aprehesión, respuesta ni producción. Como resultado, tenemos procesos deshumanizados, donde el estudiante es un número más y no una persona capaz de mejorar y generar conocimientos, procesos propios y creativos.
Creo que es necesario que sigamos no solo analizando la realidad en la que vivimos, sino que al identificar esas problemáticas y sus causas, podamos plantear también soluciones metodológicas y activas, para corregirlos; de ahí retomo la conclusión central de la primera gran obra de Karl Marx en conjunto con Engels en 1848, el Manifiesto Comunista que aunque es un texto relativamente reducido explica a fondo la realidad, y finaliza diciendo "proletarios del mundo únanse, no tienen nada qué perder más que sus cadenas" es decir, que luchemos por liberarnos, así mismo creo que la educación no va a ser libertadora y humanizada si no nos organizamos realmente para combatir la mercantilización y tecnificación de la educación en la que seguimos siendo serviles, a un sistema educativo, a un poder económico mundial.
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